La princesa prometida

Puede que Victoria no sea la heredera de Atila, pero el peso de la monarquía recae sobre ella. A veces se siente como una actriz, interpretando un papel que sólo termina cuando se cierran las puertas del palacio. Así que cuando está en casa quiere paz y la oportunidad de ser ella misma. Pero el nuevo guardaespaldas pondría de los nervios a un santo y parece demasiado empeñado en odiarla.
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Trabajar para la Casa Real es el sueño de Alexandro hecho realidad y proteger a la persona más querida del país debería ser fácil, ¿no? Ella es la hija que todo padre anhela, la amiga que toda chica quiere y la novia que todo chico desea. Pero pronto Alexander se da cuenta de que no es oro lo que reluce y que la princesa perfecta es todo menos eso.
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Cuando todos te aman, el odio es algo emocionante.
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¿Cómo puedes odiar y querer tanto a la misma persona?