Estuve mucho tiempo encerrada, no me acuerdo de si fueron semanas, meses o incluso años. Lo que si recuerdo son esos ojos grises que veía cada mañana, tarde y noche. Cada vez que abrían la rendija de la celda, esos ojos grises me miraban sin expresión alguna, con un vacío tan profundo que me hacía dudar de incluso si era una persona. Esos ojos grises a los que les rogué y supliqué que me ayudaran. Esos ojos grises que buscaré por mar y tierra hasta encontrarlos y servirlos en bandeja. Mi nombre es 007 y desearía estar muerta.