Estamos acostumbrados a los típicos romances clichés donde la chica nerd, marginada, solitaria o como quieran llamarla, se enamora del típico chico guapo de ojos azules, cabellos dorados y cuerpo de dios griego quien por supuesto es el capitán del equipo de fútbol americano, el cual tiene a todas detrás de él dando vida a su reputación de mujeriego.
¿Pero qué pasaría si mi historia fuera diferente? ¿Qué pasaría si en vez del chico popular fijarse en la chica marginada sería al revés? ¿Qué pasaría si en este caso la líder de las animadoras se enamorara perdidamente del chico nerd?
Él no tenía ojos azules sino verdes grisáceos, no tenía cabellos dorados sino color chocolate, tampoco poseía un cuerpo de dios griego, la verdad, era bastante delgado aunque tenía un cuerpo delimitado y por último, no era el capitán del equipo de fútbol americano, ni siquiera se hacía notar en la clase de matemáticas que era donde mejor le iba.
En fin, era todo un chico solitario, ese del que nadie quiere acercarse porque lo consideraban raro, ¿pero adivinen qué?, yo, Clarie Montana, terminé enamorada de él como una desquiciada.
El problema no era que fuera un chico nerd, el verdadero problema era que el chico marginado del que me enamoré era el hermano de mi mejor amiga.
Un amor prohibido lleno de emociones intensas y pasión. Supongo que después de todo si era un poco cliché.
Ulises Webster debía haber muerto esa noche. En cambio, ese accidente automovilístico sí que le había dejado heridas, y no sólo físicas.
Su vida anteriormente estaba llena de fiestas, arrogancia, hipocresía, vida social, sin embargo, todo había llegado a su fin. Ulises aún tenía la oportunidad de despertar, aunque siempre anhelaba que la muerte le llegará, después de todo, estaba solo.
Muchas preguntas lo dejaban con insomnio en las frías noches, pero principalmente una.
¿Quién querría estar con una persona ciega?