[COMPLETA].
Llamar a la memoria algún suceso del pasado, revivirlo y sentirlo, puede ser una de las experiencias más gratificantes de la vida cuando se es joven... o tal vez no.
A veces recordar se acompaña con esa sensación cálida que se expande en el interior como un bosque en llamas, que en ocasiones nutre las energías hasta llevar al éxtasis; es revivir o vivir dos veces, pero esto no siempre es bueno cuando se es ajeno al sentir. Porque en ocasiones evocar de la memoria empuja a la deriva y ese fuego cálido pasa a quemar por dentro.
En el caso de Aisha, ese incendio no lo provoca el fuego.
Ella no siente algo más que frío en cada rincón de su sistema, y las emociones que paulatinamente la van abandonando como la vida misma.
Una noche en la víspera de navidad, su familia la pierde y ella a ellos, pero también se pierde a sí misma, y el hecho de que la recuerden cada instante ya no es suficiente.
Sin poder evitarlo, ella se convierte en una sombra invisible que cada día tiene menos fuerza, que como consecuencia, lucha con la culpa de haberlos abandonado y con la incertidumbre de que, tras partir lejos de su familia, ya no pueda visitarlos y verlos como cada año, una última vez.