Sorbos que saben a cafe.
Tu, que te encanta el café y si no lo has probado ven porque cada sorbo te sabrá más que a café.
Te sabrá a un poco de mí, de ti, de la vida.
Cuando te conocí, me supiste a café. Senti un choqué de adrenalina bajar lentamente por mis ojos. Cuando te oí ardí por dentro como el primer sorbo. Empecé a leerte por dentro y sentí un terremoto en mí estómago. Sentí como las mariposas por mis otras decepciones se iban y venían las tuyas.
Me diste un disparo de energía. Por un momento la oxitocina invadía mí cerebro y supe desde el primer choque de miradas, que nada sería igual.
Eres ese caos, una impresionante bofetada, una tormenta junto con un diluvio en pleno invierno, como el primer amor que nunca se olvida.
Cómo la sensación de un avión despegando.
Ella dice que se belleza no es del todo deslumbrante - desde luego, mis ojos cuando la vieron quedaron Impresionado y me dije:
- No amarla sería un delito.
Después de todo su presencia es irresistible.
Me supiste a café.
Supe que aún que no te llames Alicia me ibas a llevar a un país de maravillas.
Este es mí libro.
Sentí como me robas la portada de mí alma.
Supe que te ibas a colar en mis sueños,
Y supe por fin lo de Benedetti ( que seríamos la casualidad más llena de intenciones ).
Me supiste a café, porque supe que no eres de esas personas que brillan solas. Tu eres la luz que temo y el refugio para mí oscuridad.
Ese día me supiste a café...
Danny J Abdel