No le temo a la muerte, después de todo es lo único garantizado después de mi nacimiento y cual C. Bukowski, cargo a mi huesuda amiga en el bolsillo izquierdo. Al igual que él a veces la saco y hablo con ella y entre coqueteos muchos susurros insinúa, dejándome saber que mi momento será algo extenso, delimitando un dulce comienzo