Ahí está ella de pie. Aquella que siempre tenía una sonrisa en su rostro, que era tan alegre con las personas, que era tan difícil de hacer enojar o que haga algo mal. La odiaba, odiaba que ella fuese tan perfecta. Pero ahora está aquí, en el mismo lugar de mierda que yo me encuentro. Con el mismo rostro de disgusto por las personas que yo podría tener, con las mismas pastillas en su boca. Con la misma necesidad de buscar un escape para poder sentir algo.