Los días en que recuerdo que no puedo ver tus ojos, ni siquiera quiero abrir los míos, no es justa una vida sin ti.
Estoy segura de que quisieras cambiar algunas cosas de ti mismo, pero no me gustaría que fueras nadie más.
¿Quién te hizo creer que no eres perfecto?
¿Quien te hizo creer que no vales la pena?
Todas las horas son mías, siento que no hay nadie en casa, ceno sola con la estufa encendida, no puedo negarlo, te extraño.
Probablemente estés en algún lugar soleado, pero sigo pregúntame si piensas en mí.
Dime qué hacer para que todo se sienta mejor, se que es tiempo de crecer, arruinar todo no es mí intención, pero desde que te has ido, en mí corazón falta algo.
Nunca pensaría que llegaría hasta aquí, si parece que fue ayer cuando nací. Intento contener las lágrimas para no comenzar una llorera. Ja, si estuviera aquí mi madre me diría: "Olivia, si vas a llorar vete a la llorería" seguro que lo diría.
A veces pienso que irse de casa para comenzar tu nueva vida no es tan malo, que sí, sé que puede doler porque al final te acabas despidiendo de tus seres queridos, de viejas costumbres y el lugar donde creciste el cual en su vez llamaste hogar. Pero ha veces pienso que no está mal en coger una maleta, tomar un transporte para irte a ese tal sitio que tanto deseabas ir desde bien pequeña y de experimentar cosas nuevas; por lo menos eso es lo que pienso yo.
Pero las aventuras e ideas que pensé en su momento para poder realizarlas cuando llegara a mí destino... se nublaron cuando de repente la conocí a ella.
La pelinegra de ojos oscuros, con un buen estilo, increíblemente atractiva y a la vez tan misteriosa.