Porque podíamos ser estrellas reluciendo en el firmamento, engullendo la negrura de la noche. Porque Cedric era una noche estrellada, tan cálida, tan acogedora. Porque pensar en Cedric era sentir el aroma de las flores en los paseos nocturnos, las ramas crujiendo bajo sus pasos, la euforia de una sonrisa, la serenidad de su compañía, los tarareos de canciones clásicas, las noches de lluvia bajo las estrellas. Y Harry se había cegado ante la supernova.All Rights Reserved