La vida es como un río de caudal hambriento, no sabes cuándo, ni como, pero terminas siempre conociendo su fondo. Es insólito cuando llega a ella la persona menos esperada y que de un chasquido de sus dedos se congele todo. Escuché una vez en la tele, que la vida es aquello que sucede mientras creamos nuestros propios planes, pero en los míos nunca estuvo conocerlo. Jamás pensé que aquel odioso capullo se volvería irreemplazable para mi ser. Nunca sentí temor, todo lo contrario, aquellos hermosos orbes rojos eran lo más bello que alguna vez había visto en el mundo. Y aunque siempre digo: ''las cosas pasan por algo'', no significa que crea en las casualidades, suerte o destino, pero de algo sí estoy segura, y es que detrás de este encuentro, hay más que una simple coincidencia.
(Seattle noche del 14 de junio de 1519)
Ocurrieron sucesos que cambiaron la historia y el tiempo, la luna se tiñó de un rojo infierno y criaturas de las sombras se dieron a conocer. Vampiros y humanos, humanos y vampiros, ambas razas luchaban por sobrevivir aquel conflicto, dejando desgarradoras marcas en las vidas de algunos. En medio de aquella masacre dos individuos de distintas razas, la chica...Vera, humana y el chico...Shía, vampiro, crearon un gran lazo llegando al sentimiento del amor, pero míseramente nada en este mundo es eterno. Shía murió en la guerra y Vera siguió sus pasos pocos años después.
Años y años pasaron hasta hoy, donde surgió una nueva leyenda.