Por amor no se mendiga, tampoco se muere, pero... ¿Qué pasa cuando sabes que el corazón del otro alberga sentimientos que quizá teme dejar salir? Un trato justo, ofrecer el placer del mundo, todo el sexo posible a cambio de un poquito de amor, un amor que resulta ser aún más intenso que aquel que no está prohibido. Las condiciones que someten a esta sensual pareja resultan peligrosas pero apasionantes.