Escribir cuentos no era lo mío, hasta que una noche, un pequeño revoltoso me pidió que le escribiera un cuento, de ahí nació esta aventura.
Pequeños cuentos que forman uno solo, un cuento, millones de historias.
Amaparo y Olof son los príncipes, pero quizá las cosas no salgan tan bien, después de que pedazo a pedazo los planes de los reyes para sus hijos tengan que cambiar, porque ellos no son niños normales, ellos no se dan por vencidos, ellos son tercos necios y fieles a sus ideales, puede ser la caída del reino, o su despertar, aunque, el cuento no se acaba ahí.
Pensaba que el amor solo existía en esos cuentos de hadas que uno leía de pequeña, hoy me di cuenta, que los cuentos de hadas no son nada a la realidad; conocer a ese jefe cruel y volverme su damisela en apuros, fue la mejor manera de creer en el amor, la aventura y sobre todo en ese destino de dos hilos delgados e invisibles pero imposibles de romper.