Bajo la luz del reflector
10 Parte Ongoing En el mundo del espectáculo, todo tiene precio: la fama, las caídas, incluso el silencio.
Y si hay algo que Logan Hayes ha aprendido, es que el suyo nunca fue barato.
Claro, alguna vez fue el chico dorado de Hollywood. El rostro perfecto con la sonrisa justa, los músculos trabajados y los escándalos enterrados bajo contratos de confidencialidad. Un actor hecho a medida para la industria.
Hasta que alguien decidió prenderle fuego al guion.
Ese alguien tenía un nombre. Y un acento británico más afilado que una hoja de afeitar.
Rhys Morgan no escribía para agradar. Escribía para exponer. Era el tipo de periodista que olía la hipocresía desde kilómetros y la convertía en titulares virales con frases cargadas de veneno y estilo. Y desde hacía un año, su blanco favorito tenía nombre y apellido: Logan maldito Hayes.
¿El resultado? Un duelo público disfrazado de columnas, entrevistas incómodas y una batalla de egos tan intensa que los fans no sabían si querían verlos besarse o matarse.
Hasta que una noche, después de demasiado whisky y decisiones cuestionables, los dos terminaron en el mismo lugar.
Y todo cambió.
Porque hay cosas que ni el alcohol puede enterrar.
Y ahora, frente a cámaras, bajo luces frías y rodeados de un público hambriento de drama, Logan y Rhys tienen que convivir, trabajar juntos y fingir que no sueñan con estrangularse. Literalmente.
O no tan literalmente.
Una historia de enemigos.
De secretos.
Y de la línea peligrosamente delgada entre el odio y algo que quema un poco más hondo.