Ella amaba el skate, él amaba la música. Ella amaba vivir sin límites, pues creía que cada día que pasaba era el último; él amaba vivir un paso a la vez, pues no tenía prisa.
Ella amaba el arte en secreto, él le gritaba al mundo que amaba el arte. Ella le gritaba al mundo que amaba los deportes, él en secreto amaba los desastres.
Ella era un pequeño desastre, él parecía no serlo. Mientras ella era una loca que no le importaba la perfección, que con su dolor convertía todo en arte, él era un perfeccionista que con su don convertía su pasión en una clase de magia hecha arte.
Ninguno era perfecto, solo eran diferentes, pero a la vez tan iguales. Era extraño que sus locas pasiones era lo que los unía.
Ella era Snowy, con una vida un tanto imperfecta y él era Duncan, con una vida casi perfecta, sin saber que lo que necesitaban para escapar de sus propios infiernos, era que necesitaban del otro, conocer con otros ojos ver nuevos horizontes y siempre arriesgarse a hacer algo nuevo, aunque eso nuevo se convierta en tu pesadilla, llevándote al viaje de la perdición.
El plan de in-ho de colarse entre los jugadores y traicionarlos pintaba con que marcharía bien, hasta que una niña insolente lo cambio todo.
Ya no era solo detener a Gi-hun y su juego, ahora tambien era destruir a esa niña.