No se puede escribir nosotros sin otros.

Madre soltera a los 23, con una estabilidad emocional que a duras penas no necesita de pastillas, un trabajo que sin poder darme grandes permitidos logra hacerme pagar las cuentas, un piso que desentona con el diploma de la prestigiosa universidad que cuelga de una de sus paredes -a la cual no le vendría nada mal una nueva capa de pintura- y una familia desgarrada por la vida que quedó en el camino de esta historia ¿Es esto normal? ¿Aplica dentro de los estándares, o pertenezco a una subdivisión catalogada como "digna de pena"?

Pero no voy a alterar la cronología de los hechos. Empezar por el final no tiene sentido. Solo sería justo si les contase la historia completa. De no ser así, ¿cómo harían para ponerse de mi lado?

Una historia con romance y sacudones de destino, como la vida misma.