En el mundo existían tres castas, unas más escasas que otras.
Alfas; grandes hombres y mujeres que eran las cabezas de la sociedad, teniendo altos cargos y poder.
Betas; humanos regulares, muy comúnmente siendo mano de obra o simplemente cargos bajos.
Y omegas; simples trofeos, lujos que se daban los alfas para mostrar a la sociedad su poder económico y político.
Sin embargo, eso fue años atrás.
Hoy en día, en una sociedad donde hay una monarquía constitucional, las reglas cambiaron. Los omegas ahora son aquellos que tienen el poder, son la élite de este mundo, los monarcas.
¿Por qué? Porque, luego de una crisis de natalidad, los alfas dieron el poder a los omegas, haciendo un trato para mantener la tasa de natalidad a raya.
Ahora los omegas gobiernan. Pero hay algo que en toda esta historia que, a Andrea, nuestra protagonista, no encaja en todo, y piensa descubrir la verdad.
Hace 2 siglos que el mundo está en la merced de los omegas. Hace 2 siglos que los alfas agacharon la cabeza. Hace 2 siglos... ellos, los omegas, tomaron la oportunidad de hacer lo que siempre quisieron.
Y 2 siglos después, uno de los suyos sería quién los derrumbaría.
Lady Frances Hess sabía que su estatus al ser la cuñada de lord Cholmondeley era algo que le daba ventaja en la región, por eso era tan presumida y arrogante que la mayoría de los caballeros la detestaban, lo que hacía que una propuesta matrimonial se convirtiera en una verdadera hazaña.
Robert Preston, marqués de Winchelsea, autoproclamado nómada había llegado a su próxima parada en Cheshire para conocer el condado y sus maravillas; sin embargo, acabó conociendo a la criatura más petulante de Inglaterra, aunque con un encanto que solo él podía percibir.
¿Sería posible que por fin deseara establecerse en ese condado solo para hacerle tragar su arrogancia a Frances o seguirá su camino dejando atrás a esa bella arpía?