La prometida del desierto Maria estaba desesperada por evitar que la deportaran de Datar y sólo el príncipe Esteban, al que había intentado tan duramente olvidar, podía ayudarla. Había tenido una relación con él dos años atrás, pero en aquella época no había sido capaz de manejar a aquel apasionado y orgulloso hombre. Maria tenía que quedarse en Datar. Sin embargo, al reanudar su íntima amistad con Esteban tuvo que pagar su precio. ¡Esteban le pidió que se convirtiera en su esposa!