La realidad era cruda porque todo era pasajero, nada era eterno y cuando creía que algo podría ser eternamente mío solamente desaparecía. Crecí rodeado de traiciones y llevaba en la mente que tarde o temprano lo bueno en mi vida se terminaría. Ser Ruggero el solitario chico que se la pasaba leyendo en las esquinas de la preparatoria, me parecía mucho más interesante que simular ser el mejor cuando nadie realmente lo es. Prohibida la copia.