No recuerda el día, la hora, ni la fecha. Solo cómo fue y las sensaciones que le provocaron. Las recuerda todas y cada una de ellas, con mucha claridad. El sentimiento de angustia, terror; terror que a cada que volvía se convertía en un monstruo que le perseguía cada que tenía oportunidad logrando acorralarlo y volverlo un pequeño manojo indefenso y sofocado en una pequeña esquina. Transformando lo que él más amaba y admiraba en lo que ahora odia y teme. El odio constante a cuando el sol se oculta y da paso a la noche, el terror al ver el cielo pintarse de aquel azul profundo. El reloj marca las 6, y su piel sólo puede erizarse y rogar porque la hora en la que tenga que dormir. La hora en la que tenga que sumirse en el estado de inconsciencia que lo trasportaba a aquel lugar que parece sacado del lugar más ficticio y sombrío que hayan escrito alguna vez. Simplemente se acerca más y más el momento de entrar a ese bosque, al bosque de sus pesadillas.All Rights Reserved
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