Un sorprendente sentimiento se cuela en el corazón de Volkov cuando reconoce aquel par de ojos bicolores, pero es aún peor cuando siente el aroma a rosas que desprende el Omega. Horacio no es como los otros Omegas, él no se dejará pisar por nadie y lo tiene claro. Sin embargo cuando está frente a aquel comisario, no puede evitar que sus defensas bajen.All Rights Reserved