Kenma no era infeliz. O eso contestaría a su madre cuando, preocupada, preguntase a su hijo qué le ocurría. Era tan difícil provocar una sonrisa en el rostro de aquel adolescente que cuando Kuroo lo lograba, la sonrisa que se dibuja en Kenma pasaría a ser motivo por el cual el mayor también sonreiría. ¿Por qué era tan difícil ser feliz? El rubio forzado era todo lo que quería al fin y al cabo. Y allí, en los abrazos sinceros y las palabras simples de su amigo mayor, había encontrado la calma mental a la que llamó felicidad. La quería para siempre. • Los personajes en esta historia pertenecen a Haruichi Furudate, creador de Haikyuu (anime)
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