¿Qué persona en su sano juicio, pasaría horas y horas en el frío por voluntad propia? Te aseguro que yo no, pero Olivia y Harry sí. Ambos crecieron con el frío, y no solo porque el lugar en donde viven tenga inviernos helados y muchísima nieve, sino porque unos simples patines fueron suficientes para enamorarlos de esas inminentes pistas de hielo.
Sus rutinas arrancan de la misma manera, pero en diferentes horarios. Olivia se despierta a las 5:00 a.m. solo para tener la pista de patinaje para ella sola, Olivia disfruta de la soledad. Harry comienza su día cerca de las 11:00 a.m., a la misma hora que su práctica de hockey comienza, y casualmente, a la misma hora en la que Olivia se va.
Toda su vida ha sido de la misma manera, Harry llegando y Olivia yéndose. Se han visto, ambos saben de su existencia, pero nunca han hablado. ¿Qué pasaría si lo hicieran?