Secretamente el pelirrojo siempre había tenido la necesidad de la pertenencia. Con las ovejas, portaba una pulsera azul. Con Mori-san llevaba aquel sombrero. Y cuando Dazai le extendió aquella cinta recordándole su trato. Un extraño sentimiento se instalo en su pecho. Ahora también portaba aquella orquilla, que demostraba a quien pertenecía realmente.