Me pone en su regazo en un solo movimiento, sé que va a ser un castigo severo, sobre todo por su expresión y por su firme agarre en mis muñecas, antes de poder decir una palabra él ya empezó a estampar su mano en mi trasero. Cada golpe es más fuerte que el anterior, pero para mi sorpresa, esto es más un premio que un castigo, pues siento como empiezo a estimularme con cada azote y en lugar de gritar por dolor, lo hago de placer. -Azotame más fuerte, daddy.All Rights Reserved