Prólogo. Cinco años habían pasado desde que derrotaron a Naraku y todo volvió a la normalidad. Kohaku volvió a la vida gratamente para Sango quien le recibió con amor nuevamente, ambos hermanos prometieron no separarse nuevamente. Kikyo regresó al mundo de los vivos, Inuyasha como era de esperarse finalmente decidió unir su vida a la de la mujer que siempre ocupó su corazón. Koga se casó con Ayame en una ceremonia que alegró a ambos clanes de lobos. Sango y Miroku se casarón, meses después tuvieron la grata sorpresa de tener a unas preciosas gemelas quienes terminaron de alegrar sus vidas y unir su pequeña familia. Por su parte Shippo empezó a ser entrenado por Sesshomaru, sorpresivamente la relación entre ambos Yokais fue mejorando de a poco. Rin se quedó en la aldea de la anciana Kaede, siendo esta su tutora y encargada de contar el proceso de la pequeña a Sesshomaru. Y ahora sí vamos a la hermosa y preciosa azabache, ella sólo permaneció un año en la época antigua, fue de hecho un incidente fantástico lo que la llevó de nuevo a su época, de un momento a otro el pozo la absorbió sin dejarla despedirse de nadie, ni siquiera de ese alguien quien, empezaba a tener sentimientos encontrados hacia ella. Fue un regreso agridulce para Kagome, pudo ver a su familia pero dejó atrás una parte de su corazonque jamás volvería con ella, Higurashi los extrañaría a todos con el corazón siempre. Cuatro años después encontró a un par de ojos enigmáticos que aún guardaba en lo profundo de su psiquis, la primera mirada fue un torbellino de añoranzas, fue como un golpe que le trajo a su nueva realidad un pasado grato que se negaba a dejar atrás, ella lo miró y él a ella conectando desde ése momento y sin saberlo llevando un anhelo en esa primera mirada.
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