El amplio apartamento producía una sensación escalofriante. El dueño del inmueble había acomodado dos sillones de cuero café frente a una pequeña mesa de cristal, una escultura abstracta de color rojo adornaba su centro. Dos tasas de café caliente y un plato de galletas se encontraban dispuestos para amenizar la no tan cómoda conversación... Esta historia la escribí gracias al aporte de mi primo Nicolas Saenz quien dio la idea base de esta historia, por lo que especialmente se la dedico. Protegido por www.savecreative.org