Kenia puede ser la persona más feliz del mundo frente a todos, pero la más rota entre las cuatro paredes de su habitación.
Las personas que menos esperas son las que más daño te hacen, dijo una vez. El problema no era solo el interés repentino de un chico, era entender por qué las cosas se complicaban en su vida. Porque en el fondo, Kenia sabía que algo no encajaba, pero no lograba descubrir qué.
A veces se perdía en sus propios pensamientos, en sus sueños rotos y en las expectativas que los demás tenían de ella. No todo era tan sencillo como parecía, y aunque se arrastraba entre decisiones equivocadas y promesas no cumplidas, seguía adelante, con la esperanza de encontrar algo de paz.
Con canciones de banda que la conectaban con su pasado, karaokes llenos de risas nerviosas, mandalas en los libros que dejaban fluir sus pensamientos, abrazos entre amigos que le daban fuerza, gritos de frustración, casacas compartidas y pizza en la mesa, Kenia encontraba su manera de entenderse a sí misma. Y aunque a veces sentía que el caos la rodeaba, le quedaba claro que todo lo que realmente necesitaba estaba cerca de ella.?
(...)
-No siempre las personas que creemos querer serán las que se quedarán para toda la vida.
-¿Cómo los sabes? Seguramente estás de mal de amores.
-No siempre te tienes que decepcionar por un amor, hasta la amistad hace que nuestros corazones se rompan y a mi ya me decepcionaron tantas veces que una más sería como agregarle una raya al tigre.