poesía

He vivido encerrada con la trágica idea.
Solo sigue no levantes aquellos sueños que despertaste.
Solo cae ante la sociedad.
Déjate llevar jamás lo lograrás.
Cede ante la presión.
Patrañas sucias, mentiras creadas por una mente ansiosa.
Hay unas sombras aquí jalandome hasta el fin, sus ojos de rubí me hacen ver la sangre que perderé en vano.
Hundida en el océano de mi misma. Cree mi propio infierno.
Me envolví en la honestidad de otras almas, aterradas de sí mismas.
En suspiros de paz.
En sus sueños e historias.
Hundida en el océano de mi misma.
Cede ante la presión.
Me desvanezco ante la luna.
Los libros contienen mi voz, son la cerradura de este humeante corazón.
Un ser humano medio muerto, despedazado por pensamientos en medio de sus sueños.
Me separo de mi misma cada día más lejos del cielo.
Mi propio cielo. Movido por mis propias manos.
En medio del bosque toque una canción, la canción favorita del corazón...
El atardecer me detiene, para apreciar lo que viene.
Siempre sola y un poco rota.
Liberando las llamas en un par de notas, confinado al dragón entre hojas de carbón.