La luna llena llegó, y con ella, dos enamorados entre las sombras, disfrutando de su intimidad, sus besos cariñosos y abrazos con necesidad. El uno al otro admirando cada trazo de su rostro, dejando al mundo exterior algo que no existía, una nada. Y ellos dos, siendo el todo del otro. Una mirada de recelo se hallaba de lejos, camuflada en la oscuridad, observando, tomando notas en su mente, grabando cada segundo con sus ojos, se torturaba con ello. Aún así debía cumplir su propósito en la manda. No es inservible, y lo iba a demostrar cumpliendo su trabajo.