_Te amo._ Murmuró él con la voz quebrada; tenía un nudo en la garganta a causa de las lágrimas ocasionadas por su dolor. _Pues yo no. Nunca lo hice._ Dijo ella; con su mirada en alto, era una dama muy hermosa y la altanería con la que hablaba la hacía mucho más atractiva, mucho más intrigante. _¿Quien podría hacerlo? No eres más que un don nadie, sin una casa, sin un apellido que te respalde eres solo un huérfano de poca clase._ _¿De que te sirve tener eso si no tienes amor? ¿De que sirve lo que otro te ofrece si no te dará jamás el amor que yo te doy?_ Ella se rió con sorna, uno era inconciente del dolor que el otro sentía solo arrojaba palabras dolorosas con la intención de camuflar su dolor. _Me amas y no importa cuánto tiempo te lleve darte cuenta voy a demostrarlo._ _Espera sentado Nerd._ El pelinegro se puso frente a frente, a centímetros de su cara esperaba que la tentación que generaban sus labios la hicieran reaccionar; la hicieran volver a él pero no fue así no está vez. La platinada se acercó un par de centímetros más, y ahí, estando a tan solo un pequeño empujón de un beso prominente los labios carmín de la chica dibujaron una sonrisa. _Cierra la puerta cuando salgas._ El chico quiso maldecir pero ella ya le había dado la espalda y ahora miraba al enorme patio trasero de la mansión, aquel lugar donde una vez le hizo el amor, donde una vez entre gemidos le dijo que era de él y nada más de él. _Viviras en la miseria Elsa Snow; porque el amor que dices tenerle al dinero solo te acabará destruyendo y yo por mucho que me hayas hecho sufrir estaré dispuesto a reconstruir pieza a pieza a mi bella chica de nieve._ _Espero que no; espero que sepas vivir y no vuelvas nunca Tadashi Hamada, no hasta que no te bañes en dinero. No hasta que dejes de ser un débil chico de estrellas._ Una puerta se cerró y dos corazones se rompieron.
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