Muchas historias lo han contado, como se encuentra la división de alfas, betas y omegas. Cuentan como las parejas encuentran a su otra parte por medio de la noche de luna llena. Ambos, alfa y omega, se aman mutuamente con respeto y añoro ya que fueron creados el uno para el otro, marcándolo como parte del destino. Pero ¿y si el destino no fue lo que los unió?