En una historia anterior vimos florecer un amor puro y sincero, un amor que sobrepasó todo obstáculo impuesto, un amor que no fue perfecto y que siempre tuvo sus caídas pero pronto volvía a ponerse en pie. Ese amor era como un árbol. Un vistazo en una fiesta fue lo necesario para sembrar la semilla de lo que sería una hermosa relación, los encuentros furtivos y los besos secretos lo hicieron crecer, la pasión que se daban entre las sábanas lo llevó a alcanzar una gran altura, las adversidades superadas lo hizo florecer pero...¿Acaso algunos árboles no tienen fruto?. Este si, pronto se cosecharon los frutos que valieron lágrimas y angustia. Este hermoso árbol tuvo su primer retoño, fuerte y hermoso aunque pronto su tallo empezó a torcerse, luego ya no era un retoño sino dos y después tres. Tres hijos tuvo el Inframundo con la primavera, tres retoños nacieron de aquel árbol de fruto prohibido y que sólo se da en el reino de los muertos, sólo allí podremos admirar tan hermosa pareja. Esta es la historia de los hijos de la luz y la oscuridad, del frío y el calor Esta historia no es sólo de los herederos, no es sólo de sus padres, es tuya y es mía, una historia no debe mantenerse en secreto debe ser contada para que sus protagonistas vivan en la memoria y no mueran en el pasado. Solo nos queda observar cómo crecen...los hijos del Inframundo