─Hey, espere. ─Volkov tomó sin delicadeza alguna el brazo del de cresta─. Necesito hablar con usted. ─¿qué quiere, Comisario? ─Preguntó, aún siendo sostenido por la mano del más alto. ─Hablar y decirle algo... Ambos se miraron, uno pensando que decir y el contrario exigiendo respuestas. ─Adelante suelte la piedra, debo irme pronto ─Respondió Horacio cortante, realmente llevaba prisa. ─Me gustas, ¿te gusto? ─Preguntó Volkov, tímido y temeroso de saber su respuesta. ─Es muy tarde, Viktor. Horacio permaneció en su lugar, procesando la oración que acababa de salir de los labios de aquel de corazón frío. ─Pero... Y sin más salió de los vestuarios, dejando al ruso con el corazón más que roto. 『 Actualizaciones lentas. 』