Te espero hoy aquí, como siempre.
Más allá del tiempo, sin importar las horas, ni los días.
Sin importar los kilómetros, ni la distancia, aquí
te espero.
Te espero, porque sé que al final, nos cobijará
el mismo cielo.
Porque sé que a la larga, mis mañanas y mis noches
serán a tu lado, juntos.
Porque eres el instante donde quiero quedarme,
esperando por ti en este punto de encuentro.
Porque sé que el universo y el destino, tarde o
temprano nos unirá, en un abrazo eterno,
Por eso sin cansarme, ni desanimarme, te espero.
Te espero, no porque te necesite para vivir,
sino porque yo te elijo, te sueño, te siento, te quiero, te prefiero.
Porque eres mi felicidad, mi meta, mi destino final,
Por eso te espero, hoy aquí, así como ayer,
así como siempre, te espero.
Pero espero mas que nada que solo seas una ilusión, porque eres el dolor más grande que he sufrido
Andy siente que todo le sale mal: acaba de ser rechazado por la chica que le gusta y necesita ayuda urgente para aprobar sus exámenes o tendrá que recursar en las vacaciones de invierno. Para colmo, su madre le consigue el peor tutor de todos: Edward, el chico más grosero, antipático y con fama de ser homofóbico. El escenario no podría ser peor.
Sin embargo, con cada tutoría, descubre que Edward es todo lo contrario: es amable, divertido y está secretamente enamorado de otro chico de la escuela.
Andy, al descubrir que Edward no es lo que todos piensan, decide ayudarlo con consejos de conquista a cambio de las tutorías, no obstante, a medida que pasa el tiempo, la relación entre ambos se fortalece. Mientras Edward sigue los consejos de Andy y parece que está conquistando al chico que le gusta según sus propias palabras, Andy comienza a cuestionar sus propios sentimientos.
¿Podrán conseguir la conquista perfecta o descubrirán que el amor verdadero está más cerca de lo que imaginaban?