Día a día vemos a personas por nuestro andar, caminando a nuestro lado, todas diferentes unas de otras. Sin embargo, muchas veces solemos relacionar apariencias con carácteres, dando al inocente culpa y al culpable juicio. Tan enfrascados en lo que aparenta una persona por aspecto en como nos observa, su actuar, su voz y comportamiento, que tal vez jamás conozcamos a esa persona realmente. Probablemente estemos tan cerca de quién nos causa más daño, de quién nos lastimara, o, de quién solo nos usa como una pieza más en su tablero, "disfrazando al lobo en cordero". No hay personas perfectas, aspectos o comportamientos, solo lo que queremos ver.