Era insegura y era buena, con ética y moral, con unos principios como los del resto de la gente. Era una joven que intentaba cumplir los arduos estereotipos que marcaban la sociedad, llena de castillos en la cabeza y odiando un futuro al que creía tranquilo y banal como madre y esposa. Sin embargo, una única y miserable milésima de segundo puede hacer que pierdas todo lo que eras, obligarte a cambiar todos tus ideales y luchar para sobrevivir en un mundo donde el mínimo error es la muerte. Sea por que se evoluciona y sea por que a todos nos gusta las cosas difíciles, volvería a escoger esta nueva vida. Le volvería a escoger y a todo lo que conlleva. La ley seca no ayuda a los tiempos que pasan y mucha gente muere en manos de mafias despiadadas y es lo peor que te podía pasar, que tu familia caiga en la mira de una de ellas. Pero, en mi caso, solo se centraron en mi y yo solo en uno de ellos. En ese hombre que nunca, nunca debes sucumbir. Ese hombre que sabes que te hará sufrir pero que rogarás por una caricia suya, caricia que hace temblar de pies a cabeza a cualquier mujer y que no se olvida con el paso de los tiempos. Ese hombre que ama ardientemente y para toda la vida, algo que deseaba con todo mi ser. Pero la vida no es tan fácil y hay gente que puede llegar a ser muy despiadada por su propio interés, como la mafia.