Desde pequeña, he tenido cierta fascinación por los animales. Los amaba a todos, sin excepción y tener mascotas era algo que me entusiasmaba mucho. Llegué a tener peces y eran preciosos; pero yo era una niña hiperactiva y no podía llevar a los pobres peces al parque, ¿verdad? Fue así como, después de insistir por años, logré convencer a mis padres para que me dejaran tener un perrito.