Leí la carta de alguien más, de quien no me correspondía; oía susurrar por sobre mi hombro cada palabra llena de pecado, como queriendo devorar al receptor, mis entrañas querían quejarse, gritar y golpear, solo porque en mi interior deseaba ser yo quien vivía en ese lujurioso pensamiento hambriento de deseo, a esto le llaman...¿celos?