Los atardeceres eran su parte favorita del día, una ilusión suave del final trabajoso de las pérdidas horas, acompañados perfectamente de una melodía ficticia así como el olor de los Tulipanes de temporada. (Bungō Stray Dogs no me pertenece, solo usé los personajes para la historia. Créditos por la imagen de la portada a su respectivo autor.)