Romina y Eduardo tienen un trabajo totalmente fuera de lo común, los contratan para ser el alma de las fiestas, ya sea para animarlas o arruinarlas. Pero un día llega hasta su bandeja de entrada un pedido muy especial: Detener una boda ¿Quién lo solicita? Pues es el mismo novio. Llega el día, hacen su show y ¡Pum! No hay boda ¿El problema? ¡Era la boda equivocada! Y cómo si eso no bastara ¿Acaso Cúpido decidió repartir unas flechas de más? Y ¿Qué pasó con la boda que debían detener? ¿Ahora hay una infeliz pareja casada? ¿Cómo arreglarán este embrollo?