Una pintura para el rey

"Una pintura para el rey"

En la época victoriana, el rey Luis II está obsesionado, según él "enamorado" de su ex prisionero de guerra, un esclavo Omega llamado Steve Rogers. Quien es uno de sus tantos cónyuges y trofeos.

Luis II lo idólatra como un Dios, así que ahora quiere al mejor pintor de la ciudad para que pinte tres cuadros reales de su adoración más preciada.

Chevallier, consejero y amigo personal del rey, va entonces en busca del médico Alfa Anthony Stark quién está viviendo en un granero, rodeado de la podredumbre, de los cerdos, vacas y demás animales que allí le acompañan. Además de su primera profesión, es el mejor de la ciudad en lo que arte se refiere. Detalladas y adoradas por ser llenas de vida y majestuosidad.

Un pobre médico de poco interés en la vida, tan irónico y andrajoso llega al Palacio del rey para que se le sean pedidos tres pinturas sobre una persona, con una jugosa cantidad de ganancia monetaria de la que le es imposible negarse.

Al día siguiente, luego de que le dieran ropa y comida; es llevado a una habitación en la cual no será perturbado para dedicarse totalmente a su arte. Al cerrar la puerta y volverse, en una hermosa cama adornada con sábanas de seda del color blanco de las perlas, está esperándolo sentado, un Omega enorme pero hermoso.

Un Omega como ningún otro que haya visto antes, y que sería sin duda su salvación y muerte.

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