Alucinada.

Hay una sensación erótica. Una intimidad con el resto.

Besos que provienen del cosmos.

Intuyo la sensación de una lengua que pasa por mis bordes,

por mis interiores,

por mis llagas,

por donde hay llamas,

por donde suceden los diluvios,

por donde pasean los que van rotos,

por los enamorados de la muerte,

por los que se quedan con la esencia,

por esos amores que se aman y ya no están,

por esas compañías de una noche,

por quienes contemplan mentes,

por quienes pasean entre memorias,

por el desliz de un dedo rozando,

clavando,

acariciando,

un dedo que deja de lado su egoísmo,

y trae a los demás,

y forma una mano,

una mano que aprieta,

una mano que azota,

una mano que araña,

una mano que hala,

una mano que estrecha,

una mano que merodea entre humedales,

entre un humedal de fluidos violetas,

rosas,

pájaros paseándose por las montañas,

por los vértices,

por los contrastes,

por las texturas,

mariposas que no se dejan atrapar,

unas que animan a salir de la jaula,

unas que esta noche van a acampar;

van a acampar con luciérnagas,

redes de sensualidad,

luces,

luces estampadas de neón,

luces listas para la noche,

lápiz labial rojo,

carmín del cielo,

cielos que anuncian melodías:

gemidos,

bostezos,

gritos feroces,

suspiros en medio de roces,

átomos a punto de perder la cordura,

demencia,

carne,

navegación en el vientre,

-déjame besarlo,

no sé si hoy aguante,

no sé si sea un sentimiento de soledad,

una despedida

o un reencuentro a mí yo despojado,

¡me he sentido en llamas!,

vagando por cielos idílicos,

e infiernos que son invencibles,

no sé cuántas aguas turbias

deba seguir navegando

y contemplando,

sólo sé de las vueltas

y de sus regresiones,

estoy en calma,

he plasmado un camino de regreso,

-es un puente lleno de sangre palpitante,

sangre que embellece a quien la recorra

y le permita sucumbir ante lo que cree.