Una noche. Eso es todo lo que Hugo tuvo con la única chica a la que siempre amó. Años después, todo lo que le queda de esa noche es una cruz de plata, y el deseo inquebrantable de beber para olvidar su recuerdo. Como cantante de Dark Passion, Hugo tiene una gran cantidad de mujeres, pero ninguna de ellas es capaz de aplastar la necesidad que aún tiene por Sky. Odiarla le da algo de alivio, pero cuando Hugo vuelve a verla después de tantos años, es difícil despreciarla. Especialmente cuando todas las razones que tenía para odiarla, resultan ser mentiras.
Como hija de un estricto predicador, Sky vivía alejada de todas las cosas pecaminosas. Cuando conoció a Hugo, el epítome de los siete pecados capitales, descubrió exactamente lo que se estaba perdiendo. Después de verse obligada a elegir entre su alma y la única persona en el mundo que la hacía sentir viva, Sky se alejó de Hugo y se lanzó de cabeza en la vida religiosa, a voluntad de su padre. Pero ahora Hugo está de vuelta y va a cobrarle por causar estragos en sus emociones. Excepto que a veces las cosas malas se sienten bien y Sky tiene que decidir de nuevo si quiere quedarse en su jaula dorada o volar libre con el mismísimo ángel oscuro de la lujuria.
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Tercer libro de Dark Passion, pero no es necesario leer los anteriores para entenderlo.
En la cima de la montaña, el aire es más frío y el silencio más ensordecedor. No es solo la nieve la que cae en el descenso, también lo hacen las certezas y los miedos. En el mundo del snowboard, cada salto es un riesgo y cada curva puede cambiarlo todo.
Sue Harper ha pasado su vida deslizándose entre expectativas y sueños, buscando algo más que aplausos: la certeza de que su lugar en la cima le pertenece. Pero cuando la línea entre la ambición y los sentimientos se vuelve borrosa, el verdadero desafío no está en la pista, sino en mantener el control cuando el corazón quiere lo contrario.
En un espacio donde la lealtad, la rivalidad y la libertad chocan como avalanchas, aprender a confiar puede ser más peligroso que cualquier caída. Porque el hielo guarda secretos, y a veces, lo más difícil no es llegar arriba... sino no perderse en el camino.