Recuerdo ese día. Con tus manos temblorosas sujetabas con fuerza aquella falda lisa color carbón con la esperanza de encontrar el valor que te faltaba. Tus mejillas estaban coloreadas de un rojo carmín que intensificaba aquella piel pálida traslucida. Parecía que querías llorar y escapar. En ese momento no lo entendí. Era tan idiota y tonto. Luego susurraste con fuerza aquellas palabras que en ese momento sentí como un problema. Recuerdo no saber que decirte. Recuerdo hablar entrecortado, incómodo, buscando las palabras correctas para rechazar aquella fugaz confesión. Aún recuerdo tus lágrimas. Aún recuerdo aquella silueta pequeña desaparecer entre los pasillos de la escuela como si fuera una simple mota de polvo. Después.... Todo pasó tan rápido que recordar me parece una perdida de tiempo. Me arrepiento. Lamento haber dicho aquellas palabras que calaron en tu corazón. Lamento haber rechazado ese amor sincero pero tímido que aquella tú de dieciséis años me profesaba con anhelo. Lo siento, me di cuenta demasiado tarde. Han pasado 20 años y sigo lamentando aquel momento. Lo siento, me di cuenta 20 años tarde que también te amo.All Rights Reserved