Robar a La Prometida

Los matrimonios arreglados eran algo común en la monarquía, incluso en los nobles en desgracia. Lady Lysa Livingston es una de esas nobles en desgracia destinada a solo sonreír y parir, a salvar la poca honra familiar que queda mediante un matrimonio arreglado, a nadie le importa que desde que tenga memoria su corazón pertenezca a Robert, uno de los esclavos al servicio de su casa, a nadie le importa lo que piense o sienta, solo importa que es bonita, sabe bordar y tiene una figura voluptuosa, perfecta para parir bebés, que es justo lo que busca el marques Antonie Thaliam, un hombre 40 años mayor que ella que ya ha sobrevivido a dos esposas sin un heredero al cual dejarle sus cientos de propiedades.

Pero ella lo acepta, acepta el matrimonio, no porque no tenga ninguna otra opción, siempre hay otra, incluso la muerte es una opción. Lo acepta porque Lysa lo vio, vio como Robert miraba a su hermana mayor, Katalin, vio como su corazón latía por y para ella y sencillamente lo entendió, lo acepto. No se puede forzar el corazón. Algo que incluso Katalin sabía, el amor no se puede forzar y en cuanto pudo abandono a Robert, en busca de su verdadero amor. Incluso cuando una guerra ese amor desato.

Robert ama a Katalin, Katalin no ama a Robert.
Lysa ama a Robert, Robert no ama a Lysa.

Una guerra se avecina y una traición podría hacer que Robert decida forzar el amor, incluso si tiene que matar o morir por ello.