... Una mano en mi cuello y mis caderas, tomando el control de mis acciones, unos labios rosando, quemando cada centímetro de mi ser, provocando, dominando mis pensamientos y haciéndolos explotar; haciéndolos suyos, solo suyos.
Unas piernas entrecruzadas sin un rastro de espacio entre ambos y unas respiraciones agotadoras chocando la una con la otra, jadeante, aprisonando mi cuerpo contra una pared cualquiera, en una casa vacía.
Supongo que solo eramos dos extraños, dos personas bajo el deseo, eso que compartimos y que nos hace iguales, pero cuando ocurrió el primer contacto en mis labios sentí que los suyos sabían perfectamente de lo que estaban hablando, dominando mi cuerpo, bebiendo de él y mi voluntad pasó a ser suya.
Bastó con una voz ronca, agitada diciéndome "No te vayas" mas como una orden, que una petición.
Eso... Eso fue lo que desencadenó mi fin, el comienzo de mi historia y mi final perteneciendo solo a una persona, que probablemente jamas podrían volver a juntarse...
Todo lo que mal comienza, mal acaba.
Dos personas que se ven tan distintas que se dejan llevar por el deseo de estar, o intentar estar juntos, consumirse; dominarse por el otro, pero sobre todo, salvarse.
Nunca sabemos de lo que la gente es capaz de hacer por arruinar eso que muchos anhelan.
Historia corta.
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