Hace muchos años atrás en el inframundo existía un príncipe más, este príncipe era fuerte y fiel a su padre, Lucifer, sus hermanos lo envidiaban por esas razones, ese demonio se enamoro y ni siquiera de una demonio... Si no que de una humana, una mísera humana.
Los demonios tiene prohibido sentir emociones, aparte de él odio la ira, la envidia, la avaricia o la lujuria,Lucifer al enterarse, lo considero como una traición, tuvo una batalla muy reñida con su hijo...
El mundo de los cielos al enterarse de que un demonio y no cualquiera, si no que el hijo de Lucifer, podría volverse un ángel el cual dejó de ser su padre hace años. Decidieron apoyarlo brindándole poderes celestiales, sin embargo todo se vería afectado ya que lucifer al ser un ser de pura maldad ya tenía algo bajo la manga, la humana la cual su hijo amaba, la vida de aquella muchacha, estaba en peligro... El príncipe se obligó a entregarle todos sus poderes a su padre el cual lo absorbio haciéndose más fuerte, para finalmente matar a la humana y acabar cruelmente con la vida de su hijo, de ser 8 príncipes, pasaron a ser 7... Los cuales hoy en día se conocen como los pecados capitales, pero antes de morir, aquel príncipe dijo las siguientes palabras:"¡Volveré y lograré destrozarte Lucifer!"
Las almas de aquel príncipe y de la humana desaparecieron, los demonios al morir no van ni al cielo ni al infierno, sólo desaparecen para la eternidad, no hay fuerza que los traiga de vuelta. ✨
O... ¿Si?
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⫸Perdone si encuentra alguna falta de Ortografía.
⫸Historia original mía y colabore con unas amigas más.
⫸Fanfic, con el propósito de entretener, no buscamos ofender a nadie.
⫸Personajes utilizados, son de mangas diferentes.
⫸Sin más que decir, empieza a leer si gustas.
Una extraña obsesión.
No supo cuando ni como empezó, era extraño que cada vez que lo veía sus instintos se ponía a flor de piel.
Su nombre era Daenerys Targeryen, y su vida había estado marcada por una obsesión silenciosa pero profunda: Jacaerys Velaryon.
Pero, como las olas que golpeaban la orilla, su obsesión se estrellaba contra la dura realidad de que Jacaerys parecía tan distante e inaccesible como el horizonte mismo.