Darcy Collins, vuelve a su hogar, después de estar dos años en un Hospital Psiquiátrico. Las cosas en su casa han cambiado luego de una trágica pérdida sobre alguien muy querido para ella y su familia.
Años atrás una persona le arrebató al amor de su vida, sin saber quien fue él culpable. Los padres al notar que su hija no se encontraba bien, que había entrado en depresión y decir que no tenía ningún motivo para seguir con su vida, decidieron internarla.
Después de muchos años dentro del psiquiátrico, obedeciendo sus reglas, pero al salir de ahi, tendrá que seguir haciendo su vida como si no pasó nada, ir al colegio, hacer amigos, salir de fiesta, estudiar, etc. pero lo tiene que hacer sin la compañía de él
Ella pudo olvidar los recuerdos vividos con su amor, le fue muy duro superarlo aunque ya era el momento de hacerlo. Pero cuando menos se lo espere, la persona menos indicada aparecerá para que los recuerdos vuelvan.
Algo en ella le dijo que tiene que encontrar a la persona culpable sobre la muerte del amor de su vida y cuando averigüe la verdad, va a tener que alejarse de esa persona, porque le va a terminar arruinando la nueva vida que tiene por delante.
Alicia ha vuelto a ingresar en el hospital psiquiátrico. Esta vez no porque la obliguen, ni porque la arrastren. Lo hace por ella. Por su mente agotada. Por su cuerpo que grita en silencio. Por el deseo de, por fin, poder descansar.
Lo que no esperaba era encontrarse con un vacío que nadie se atreve a nombrar. Una cama vacía. Un susurro entre pasillos. Un suceso reciente que lo cambia todo.
En ese lugar donde se curan las heridas que no sangran, Alicia empezará a reconstruirse.
Pero también a sospechar. A mirar donde nadie mira.
Junto a Ania y Elián, descubrirá que hay verdades que no caben en un informe médico... y que a veces, para sobrevivir, no basta con querer sanar.
A veces, hay que romper el silencio.