No se como empezó todo. Quizá fue mi culpa, quizá realmente exista un destino que está escrito desde el momento en que nacimos. Quizá en mi destino estaba escrito que tendríamos que coincidir, que tendría que recordar un pasado que pensé que había dejado atrás y que por salvar su vida quizá destrozara la mía. Dicen que cuando un escorpión se siente atrapado, se clava su propio aguijón para así morir. ¿Da que pensar verdad? Pero yo nunca fui de darme por vencida, ni aún con las causas perdidas.