perennial
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Sedang dalam proses, Awal publikasi Feb 14, 2021
"¿Por qué vivir otro día sabiendo que vas a morir?"
Jun no estaba enfermo, pero la fecha de su muerte estaba fijada. 
De alguna forma, era reconfortante el saber que todo el sufrimiento se terminaría pronto. 
Poco antes de un año de la fecha, Jun comienza a tener extraños flashes y presentimientos que le irán anticipando su futuro inmediato. Comenzará a investigar esta nueva habilidad, con el pasado volviendo para acosarle y el futuro cada vez más incierto, descubrirá una verdad que revolverá todas sus ideas sobre el mundo y la vida.

***

Trigger Warnings: referencias a la depresión, suicidio, violación, incesto, abuso sexual a menores, se verá la perspectiva romantizada del violador, relaciones abusivas romantizadas desde la perspectiva de la persona en ella, homofobia internalizada, DRAMA. Los pensamientos de los personajes no buscan reflejar los del autor. No va a haber narraciones explícitas de escenas sexuales. Es una historia que busca explorar la psicología de los personajes, mucho más angst que nada. También habrá parejas bonitas. 
(Angst: pieza literaria que contiene emociones oscuras, depresivas, de furia y/o melancólicas de los personajes.)

Créditos de la portada: @Hyphnos
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80 Bagian Sedang dalam proses

No la buscaba a ella, ni siquiera me parecía importante su jodida existencia. Pero la vi. Y eso lo jodió todo. La primera vez que vi a Anastasia, no fue una elección. Fue una coincidencia. Una de esas que se clavan en la piel y te carcomen la cabeza. No era especial. No era alguien que mereciera mi atención. Y, sin embargo, en cuanto la miré, no pude dejar de hacerlo. Me obsesioné. Como un puto animal en busca de presa, la seguí con los ojos, con el pensamiento, con cada maldito resquicio de mi conciencia. No había razón lógica. No había un propósito más allá del deseo irracional de verla temblar. Anastasia no lo sabía, pero ya era mía. Y cuando finalmente la tuve frente a mí, cuando supe que no podría escapar, entendí algo: no era solo deseo. No era solo obsesión. Era el placer retorcido de poseer algo que nunca debí tocar.